Fernando Fischmann

Cómo no alcanzar una capital de la innovación

26 Marzo, 2018 / Artículos
Fernando Fischmann

Desde hace más de una década, Guadalajara se presenta como la capital de la innovación. Empresas como Intel, Continental, IBM, HP, Wizeline y Oracle, desarrollan tecnología y le han apostado fuertemente a Jalisco. Existen múltiples proyectos de vinculación con universidades locales como el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), la Universidad Panamericana (UP), la Universidad de Guadalajara (UdeG) y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), por nombrar algunas, para desarrollar capacidades en los alumnos y colaborar en proyectos productivos.

Sin embargo, persiste la percepción, según estudios de entidades públicas, como la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (SICyT) y la Cámara Nacional de la Industria Electrónica de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CANIETI), y también de empresas como ManpowerGroup, de que en Jalisco faltan ingenieros y científicos capacitados para alimentar el desarrollo tecnológico esperado.

Como parte del trabajo de investigación que realizamos en el Comité de Educación de American Chamber Capítulo Guadalajara, hemos visitado a 42 escuelas (secundarias y bachilleratos) públicas y privadas de la ciudad entre 2017 y 2018, y aparece algo preocupante: ninguna tiene vínculos o contacto con empresas de tecnología, de recursos humanos o multinacionales, y ninguna participa en un foro de cuestionamiento sobre su relevancia o vinculación.

En México existe cierto estatus asociado a dar clases de universidad, por lo que muchos líderes profesionales y técnicos lo hacen. El problema es que para entonces es demasiado tarde. Un estudiante con miedo a las matemáticas difícilmente se vuelve ingeniero. Y un alumno interesado que no tuvo los fundamentos de matemáticas y sale del bachillerato sin nivel de primaria, tampoco puede hacerlo.

Para formar ingenieros y científicos creativos y preparados se necesita iniciar con más alumnos de bachillerato curiosos, que se pregunten cómo funciona el mundo. A la vez, para motivar a estos alumnos se requieren maestros de matemáticas y ciencias creativos, innovadores y con experiencia de vida que hayan desarrollado proyectos exitosos en el ámbito profesional. Se necesita también vinculación entre los bachilleratos y empresas que implementen prácticas profesionales bajo estándares establecidos, para introducir a los alumnos al medio y darles experiencias profesionales básicas.

Cómo reclutar maestros de matemáticas

 

Cualquier profesionista científico o ingeniero que cumpla con requisitos básicos —como tener un título—, puede dar clases de bachillerato. Desafortunadamente, ninguno de los alumnos competitivos en las clases y talleres dados en secundarias y bachilleratos, manifestó interés en ser maestro.

 

Entre los profesionistas exitosos, ser profesor de bachillerato no resulta atractivo dados el bajo prestigio, la baja remuneración, así como la falta de instituciones vinculadas y con altos estándares de calidad profesional. La gente competitiva le pierde el respeto a instituciones que toleran el esfuerzo mediocre y la baja calidad.

 

En el mundo empresarial es conocida la rigidez del medio académico, tanto público como privado. El sistema educativo tiene conflictos de agencia implícitos, compensa y promueve maestros por sus títulos y jerarquía y no por su desempeño o capacidad para resolver problemas prácticos en el mundo. Para los profesionistas que vienen de fuera, el plan centralizado e inflexible de bachillerato no refleja las realidades actuales, y resulta carente en la presentación y aprendizaje de fundamentos tecnológicos, probabilidad, efectos de red, toma de decisiones, reducción y resolución de problemas y desarrollo de la creatividad.

 

Se necesita gente que reconozca esta realidad, dispuesta a avanzar con los alumnos independientemente del nivel con el que lleguen, precisamente porque ese es el objetivo final. ¿Y dónde encontramos a esa gente? Enfrentando la realidad como es.

 

Tal como lo acaba de publicar la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Estado de Derecho de México está dañado. Muchos emprendedores han cerrado sus negocios por malas decisiones, y muchos a consecuencia de la corrupción e impunidad. Entre éstos hay muchos ingenieros, financieros y científicos humildes, creativos y motivados, deseosos de logros importantes. A ellos podemos reclutarlos, proponiéndoles una contribución que hasta ahora no han considerado, bajo condiciones adecuadas.

 

En casos individuales esta fórmula no presenta tantos obstáculos, y aunque no es camino sencillo de implementar ni trae resultados tangibles en el corto plazo, es el inicio para fortalecer instituciones con proyectos de mayor escala.

 

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

 

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