Fernando Fischmann

Estos perros detectan la malaria olfateando calcetines

31 Octubre, 2018 / Artículos

El estudio podría ayudar a desarrollar nuevas formas no invasivas y simples de detectar la malaria en personas que aunque no presentan síntomas, portan el parásito y pueden propagar la enfermedad.

Se llaman Lexi, Freya y Sally y son capaces de detectar si una persona sufre malaria olfateando sus calcetines. Estos tres perros -un labrador retriever, un springer spaniel y un labrador, respectivamente- fueron entrenados específicamente para detectar esta enfermedad causada por el parásito Plasmodium falciparum, que se transmite a los humanos a través de la picadura de mosquitos anofeles infectados.

El estudio se realizó en la Escuela de Medicina Tropical e Higiene de Londres (LSHTM, por sus siglas en inglés) en colaboración con la organización Medical Detection Dogs, una institución que se dedica a entrenar a perros para ayudar a detectar enfermedades como el cáncer de próstata o alertar a pacientes diabéticos de que están en riesgo de sufrir una bajada de azúcar.

Ahora, han mostrado también su capacidad de detectar malaria olisqueando calcetines. “Las personas con los parásitos de la malaria generan en su piel olores característicos y nuestro estudio ha revelado que los perros, gracias a su olfato increíblemente sensible, pueden ser entrenados para detectar esos olores incluso cuando sólo se dispone de una prenda de vestir que ha llevado la persona infectada”, explica en un comunicado Steven Lindsay, el investigador principal de esta investigación financiada por Fundación Bill y Melinda Gates. Los resultados han sido presentados durante el Encuentro anual que la Sociedad Americana de Medicina Tropical celebra estos días en Nueva Orleans (EEUU).

Niños de Gambia

Las muestras se tomaron de Gambia, donde los investigadores reclutaron a dos centenares de niños en edad escolar -de entre cinco y 14 años- de la región Upper River. A cada uno se le dio un par de calcetines de nailon y se les pidió que durmieran con ellos esa noche. Al día siguiente, recogieron los calcetines, los congelaron y los mandaron por barco a Reino Unido, donde viven estos perros detectives.

Paralelamente, a cada niño se le hizo un test de sangre para determinar con fiabilidad cuáles estaban sanos y cuáles habían contraído la malaria pese a que no presentaban síntomas. Los que tenían el parásito y tenían fiebre fueron descartados, pues el objetivo del estudio es investigar el desarrollo de métodos para detectar la enfermedad en personas que, aunque no presentan síntomas, pueden propagarla. Finalmente, se recogieron 175 calcetines, 145 correspondientes a niños sanos y 30 de niños con malaria pero asintomáticos.

Ya en suelo británico, los perros Lexi y Sally fueron entrenados para distinguir la presencia del parásito y, unos meses después, hicieron el experimento con los calcetines. Si detectaban la presencia del parásito, debían quedarse inmóviles. Si no había rastro de la enfermedad, debían alejarse de la muestra.

Pues bien, los perros pasaron la prueba. Según detalla el estudio, identificaron la enfermedad en un 70% de las muestras infectadas. En el caso de los calcetines de niños sanos, los aciertos ascendieron al 90%. Lindsay cree, además, que el porcentaje de aciertos de sus perros hubiera sido más alto si hubieran podido olisquear directamente a los niños y si todos los pequeños con malaria hubiesen tenido el mismo parásito pues, a medida que la enfermedad progresa, éste pasa por distintas etapas de desarrollo que podrían hacer que el olor cambiara.

Aunque los autores admiten que se trata de un estudio preliminar, apuntan a que esta capacidad perruna podría aprovecharse para desarrollar narices electrónicas inspiradas en el mejor amigo del hombre. Los animales también podrían llevarse a zonas en las que hay mucha malaria.

Y es que, identificar a personas infectadas con el parásito pero que no presentan síntomas, dicen los autores del estudio, es crítico puesto que permite, por un lado tratarles pero sobre todo evitar su propagación. Y es que, tal y como explica Carlota Dobaño, investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona, un centro impulsado por la Fundación Bancaria ‘La Caixa’, “no necesitas estar enfermo para transmitir el parásito”. Si un mosquito pica a una persona con el parásito, lo transmitirá cuando pique a otras personas.

Dobaño, experta en malaria, considera que aunque sea preliminar, el estudio con perros “es una línea de investigación interesante y original” que ayudaría a detectar la enfermedad sin necesidad de realizar pinchazos a la población. “En la actualidad se están buscando métodos no invasivos y rápidos para detectar a portadores de los parásitos asintomáticos. Siempre han existido pero hasta hace poco no se había puesto el foco de atención en ellos, pues es ahora cuando se habla de erradicar la enfermedad y no sólo de controlarla”, expone Dobaño, que trabaja en el desarrollo de vacunas contra esta enfermedad.

La científica, sin vinculación con el estudio, cree que los perros olfateadores podrían ser de utilidad cuando se hacen campañas para tratar de forma masiva a los habitantes de zonas de alta incidencia.

Más casos de malaria

El uso de estos animales para detectar la enfermedad sería, según proponen los autores del estudio, una herramienta más en la lucha contra esta enfermedad que, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) mató en 2016 a 445.000 personas en todo el mundo. En 2016, se detectaron 216 millones de casos de malaria, lo que supone un incremento de cinco millones respecto a 2015 aunque el número de muertos sigue estable. Ese aumento preocupa a los científicos pues, tras varios años de grandes progresos, la batalla contra esta enfermedad podría haberse estancado.

Dobaño cree, no obstante, que es un poco prematuro concluir que los avances en la lucha contra esta enfermedad se han ralentizado pues, aunque “es cierto que ha habido una variación y es posible que haya que destinar más recursos económicos, ese incremento en el número de casos podría deberse a otros factores, como el clima”.

Mientras tanto, se sigue trabajando en el desarrollo de una vacuna -se están haciendo ensayos con una veintena de ellas- para prevenir esta enfermedad que en la actualidad suele tratarse con medicamentos antimaláricos. “Son fármacos bastante eficaces pero, como ocurre con los antibióticos, después de unos años se desarrolla resistencia, por lo que se investigan continuamente nuevas líneas de tratamiento. A veces, combinando fármacos, logras que la resistencia aparezca más lentamente, pero es una carrera contrarreloj. Lo mismo pasa con los repelentes de insectos, los mosquitos acaban siendo resistentes a ellos”, explica Dobaño.

La científica está involucrada en el desarrollo de la vacuna RTS,s (Mosquirix), aprobada por la Agencia Europea del Medicamento, y que ha llegado a la fase 3: “Ha mostrado una eficacia moderada pero su duración es limitada. Al cabo de un año cae la eficacia y no llega al nivel que la OMS ha marcado”, explica. “Queremos conseguir que estas vacunas, para las que se ha invertido mucho tiempo y dinero, sean de larga duración porque son una pieza fundamental” en la lucha contra la malaria, dice la investigadora, que recuerda que “no se ha podido erradicar ninguna enfermedad del mundo sin una vacuna”.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

ElMundo.es

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