Fernando Fischmann

Innovación: Alterando las cosas para introducir novedades

6 Febrero, 2017 / Artículos

En las últimas décadas Chile se transformó. Y quién lo diría, de un día para otro se convirtió en el “jaguar de Latinoamérica”. Creció, se modernizó, salió al mundo. Pero en esto hay un detalle; ese mundo también cambió y evolucionó hacia uno ultra complejo y conectado. Por lo tanto, quienes piensan que seguir el mismo sendero por el que vamos es la clave del éxito, están en un grave error. La realidad es simple: en los próximos años todas las industrias sufrirán cambios y las empresas que no se preparen para ellos desaparecerán, porque ninguna, absolutamente ninguna, tiene su futuro comprado en estos tiempos. Pero no todo es pesimismo, hay una luz que brilla fuerte al final del túnel y lleva por nombre innovación.

 

Durante este último tiempo el concepto de innovación parecía al fin, afirma Bárbara Soto, directora de Innovación y Emprendimiento de Área 51, haber tomado importancia en políticas públicas cuando se barajó la opción de incluirla como tal en el Ministerio de la Ciencia y la Tecnología. Pero en estos días, a puertas cerradas – y sin considerar la voz de los expertos – se tomó la decisión de mantenerla en el pequeño rincón de la cartera de economía, donde hoy se encuentra.

La noticia llamó a la reflexión. Quizás este sea el momento para que la innovación deje de ser ligada por defecto a las ciencias. Tal vez sea hora de que se tome todos los ministerios, y no sólo como una política interna, sino como un área específica y trascendental, porque hoy sin duda es el camino más certero hacia el desarrollo.

Hay retos en salud, educación, inmigración, delincuencia, adicciones, demografía, entre otros, que piden a gritos una solución distinta, una que revolucione lo ya establecido. Entonces, ¿qué estamos esperando?, enfatizas la ejecutiva

Por eso todas las complejas definiciones de la palabra “innovar” mi favorita, dice Soto, es la más simple, la de la RAE, que la define como “alterar las cosas introduciendo novedades”. Eso es lo que necesita el país: cambio, movimiento, alteración. El estancamiento no es bueno para nadie. No hay ninguna sociedad en el mundo que haya salido victoriosa quedándose en el mismo lugar y haciendo las mismas cosas.

Seamos honestos. Cuando conversamos con un extranjero y le decimos orgullosamente que somos chilenos. ¿Qué nos responden? “good wine”! Efectivamente, nos guste o no y a pesar de un par de excepciones, nuestro país sigue siendo reconocido por el vino y la minería. Por lo tanto, si queremos desarrollar nuevas industrias, aumentar la productividad, disminuir la injusta brecha social y crear empleos, el mejor camino es fomentar la innovación.

Quienes nos hemos lanzado a esta locura de innovar, señala la emprendedora, sabemos que los riesgos son grandes, por lo tanto, también es necesario construir un contexto favorable y para eso es importante contar con políticas públicas al respecto, en especial las referentes a incentivos tributarios.

Hoy Chile necesita volverse loco, cambiar, alterarse. De lo contrario, las 208.700 personas hoy desocupadas, que dio a conocer el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, se convertirán prontamente en un millar.

Y por eso el llamado a innovar es para todos los actores del ecosistema; tanto para el Gobierno−que últimamente parece tomar las decisiones con cachipún− como para el sector privado. Pero esta vez es a crear una revolución de la “innovación abierta”. Colaborando, conectando y cocreando. De no hacerlo, es altamente probable que una gran cantidad de empresas desaparezcan y que el Estado se desestabilice en las próximas décadas.

Este es el momento para que Chile rompa con lo tradicional e inyecte en su ADN un chip innovador. Cuando esto ocurra, traspasará las fronteras y mostrará su talento, hermosura y grandeza al mundo. Chile necesita más Congresos del Futuro, instancias para soñar en grande y mirar hacia adelante. Y en especial, necesita más espacios para conectar al mundo privado con lo público. Ninguno de los dos se ha dado cuenta que si se unen, juntos serán dinamita. Pero dinamita de la buena, de la que altera, de la que mejora.

Quizás usted sea un gran empresario y al leer este artículo se esté riendo. ¿Qué puedo saber yo de economía? Pero le afirmo, con un 100% de seguridad, que si hoy no está dispuesto a volverse loco y cambiar, en un tiempo no muy lejano va a recordar estas palabras.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

FUENTE

Share

Te puede interesar