Fernando Fischmann

Innovación, clave para la salud

11 Junio, 2018 / Artículos

Cada vez vivimos más años. Y cuanto más vivimos, menos calidad de vida y más tiempo enfermos. Es un hecho. Lo interesante, y este es una de los rasgos propios del campo de la salud, es la gran variedad de opciones para solventar éste y tantos otros problemas. Nuevos abordajes, nuevos fármacos, dispositivos que mejoran los hábitos del día a día, soluciones para facilitar el desempeño médico, la vivencia del paciente… Y muchos etcéteras. Hay miles de actores en el mundo centrados en dar respuestas, sea en calidad de gran compañía, de start up, de centro de investigación o de organización para la innovación. El Instituto Europeo de la Tecnología y de la Innovación (EIT) es ejemplo de lo último, aunque su objetivo sea crear una red de cooperación y actuación conjunta para lo primero. Su segundo Network Meeting en París, este año precisamente sobre salud, es prueba manifiesta de lo que ocurre en el terreno.

«Nuestro principal reto es convertirnos en la mayor comunidad de innovación en Europa», explica en privado el director del centro, Martin Kern. «Poner juntos a negocios, educación e investigación para acelerar proyectos de innovación y traer productos y servicios a la sociedad que marquen la diferencia para sus ciudadanos». Lo hacen en seis campos distintos y el de la salud ha sido de los últimos en unirse. La eligieron, de hecho, profundiza Kern, por ser un problema social que afecta a todo el mundo y por tener un potencial de innovación amplísimo. Y, como campo en expansión, una buena cantidad de retos. «El riesgo hoy en salud es tener tratamientos y medicinas super atractivos, a los que alguien que no tenga mucho dinero no puede acceder», señala el director del EIT. «Se crean desarrollos cada vez más rápido, pero el sistema de salud no va a la misma velocidad en la absorción».

La CEO de esta rama de trabajo del EIT, Sylvie Bove, es la encargada de compartir, ya en el escenario, el estado de la situación. Para ella, «si no hacemos nada, el envejecimiento de la población y la tendencia a estar enfermos más tiempo, van a aumentar mucho el coste de la salud». El lado positivo de todo esto es que se están dando pasos hacia una hipotética solución. Tal como explica Bove, cada vez hay más apps y wearables que tratan de empoderar al ciudadano para que gestione su propia salud. Al mismo tiempo, cada vez se busca más ir de las instituciones actuales a nuevas tecnologías y modelos de acceso a la medicinaLo resume la misma. Los retos son los cambios demográficos y el aumento del número de enfermedades crónicas, así como el coste incrementar de las nuevas tecnologías, los aspectos regulatorios y la rigidez de los sistemas médicos actuales. Los objetivos, cambiar el foco a la prevención e integración de la salud, empoderar al ciudadano para que gestione su propia salud, crear nuevas tecnologías, aprovechar el big data y eliminar las barreras que conlleva la implementación.

El evento contó con algunas de las start ups del ecosistema del EIT que están trabajando en mejorar la situación. La única española en el evento, Peptomyc, explicó que su aportación son unos péptidos para llegar a myc -una función dentro del núcleo de cualquier célula cancerígena- y eliminar los efectos secundarios de la quimioterapia. «El obstáculo más grande que me he encontrado en los 20 años que llevo con esto es que todos me decían que myc era intocable», explica su fundadora, Laura Soucek. «Y luego el escepticismo, porque se creía que era una molécula demasiado grande para ser un fármaco».Lo curioso es que otra de las start ups asistentes persigue exactamente el mismo objetivo pero con otro enfoque. El abordaje de la empresa alemana Tubulis es unir fármacos de quimioterapia con anticuerpos para asegurar que la cantidad adecuada de sustancia alcanza la célula cancerígena y pueda matarla sin efectos secundarios. «Lo podemos llamar pegamento molecular para crear una terapia realmente efectiva para el cáncer», explica. De hecho, lo que proponen -con validación experta y financiación para probar que funciona- es una tecnología que permita a las compañías farmacéuticas hacerlo.Y, al lado de ambas, otras tantas empresas y otras tantas soluciones: Diabeloop, que presentó un páncreas artificial para combatir la diabetes de tipo 1; Sonnox, que lanzará este año al mercado un robot en forma de cojín con varias funcionalidades para suavizar las dificultades a la hora de dormir; Eartex, que propone unos cascos para que los obreros u operadores de fábricas puedan cuidar su salud auditiva sin correr el riesgo de desconectarse del mundo por completo; iSurgeon, que usa la realidad virtual en lo monitores de un quirófano para mejorar la comunicación cirujano-aprendiz o MyHidro, una pulsera inteligente que mide el nivel de hidratación del cuerpo para ayudar a mantener hábitos saludables antes de que una deshidratación severa cause problemas mayores. Ante tantas ideas, lo único que queda es preguntar a los entendidos por las grandes tendencias en el campo de la salud.

El evento pone de manifiesto que una de las grandes focos de atención del sector es la medicina personalizada, su necesidad de datos y la legislación restrictiva alrededor de los mismos. El director del EIT, Martin Kern, opina, por su lado, que hay dos grandes tendencias, al lado de lo mencionado. «En EEUU hay objetivos muy ambiciosos como eliminar todas las enfermedades o prolongar la vida de las personas más de lo que podemos imaginar hoy y esto tendría un alto impacto social» explica. «La otra, es tratar de averiguar, en Europa, como trabajar conjuntamente con sistemas de salud diferentes». Y, termina: «Me gustaría que esto fuera lo siguiente: una cooperación potente y una compartición práctica del know-how.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

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