Fernando Fischmann

La amenaza del ébola y la innovación de proceso

22 Octubre, 2014 / Artículos

Recientemente hemos conocido con enorme alegría la confirmación de que el segundo análisis realizado a la auxiliar de enfermería Teresa Romero ha dado negativo. A pesar de que la paciente ya está curada de la infección por el virus todavía permanecerá ingresada algo más de tiempo para recuperarse de los daños ocasionados en algunos de sus órganos, especialmente los pulmones.

Parece que ahora las grandes multinacionales del sector salud están trabajando para acelerar el desarrollo de la vacuna para tratar el ébola. Por ejemplo GlaxoSmithKline, el fabricante de medicamentos más grande del Reino Unido, explicaba a los medios hace unos días que están trabajando a un ritmo “sin precedentes” para desarrollar la vacuna contra el ébola.

Sin embargo la Dra. Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido muy crítica por la forma en que se ha tratado esta enfermedad. Según Chan, lo que está pasando con el ébola es muy representativo de la falta de estrategias proactivas y preventivas que puedan anticiparse a riesgos y problemas de salud a nivel mundial. El ébola se conoce desde hace bastante tiempo pero no ha sido hasta que el virus ha pasado de los países pobres de África (donde ya ha matado a miles de personas) a países más desarrollados cuando se ha tomado en serio esta amenaza. Esta entrada inesperada del ébola en los Estados Unidos y en Europa ha hecho reaccionar a los líderes del mundo ante el problema que puede suponer esta enfermedad para las confortables vidas de las personas que viven en estos países.

Los expertos indican que tampoco ayuda nuestro sistema moderno capitalista muy centrado en resultados empresariales a corto plazo para satisfacer las demandas de los accionistas. El ébola se conoce desde hace cuarenta años pero la mayoría de brotes han sido pequeños y han surgido en países pobres. Por ello la industria farmacéutica ha invertido poco en la investigación de esta enfermedad. Eso no quiere decir que el sector farmacéutico no invierta suficientes recursos en I+D. De hecho es un sector muy complejo que requiere de grandes inversiones de dinero para el desarrollo de productos durante periodos de tiempo muy largos (habitualmente 10 años). Por ello en mi opinión no es solo un tema de inversión de dinero sino una estrategia preventiva que incluya las enfermedades de zonas pobres del mundo junto con las que puedan dar buenos retornos económicos y las que incidan en países desarrollados. Esta estrategia debería incluir no solo las enfermedades más mortales como cardiopatías isquémicas, afecciones cerebrovasculares o cánceres, sino enfermedades diarreicas, la tuberculosis, el VIH/SIDA o la diabetes mellitus entre otras.

Pero en el caso de Teresa Romero hemos aprendido que solo la innovación de producto con medicamentos y trajes protectores no es suficiente. Es igual de importante la innovación de proceso y aquí hemos fallado. Para realizar correctamente un proceso tan largo y complejo como poner, usar y retirar el traje protector son necesarias muchísimas sesiones de formación y entrenamiento. En este caso la variable primordial es la seguridad y por ello se debe trabajar el conocimiento explícito y tácito. Conocer todos los problemas que han tenido las personas que han realizado en el pasado esta tarea en países de África y aprender cómo han resuelto todas las situaciones inesperadas que han surgido. En otros sectores se conoce muy bien la innovación de proceso, como en la Fórmula 1 donde los mecánicos reemplazan los neumáticos en segundos. Pero para ellos la variable fundamental es la velocidad y para realizar su trabajo en esos tiempos tan rápidos necesitan ensayar una y mil veces. En el caso del ébola se había pensado por parte de las autoridades que con unos folletos, carteles y unas clases rápidas ya era suficiente. Nada más lejos de la realidad. La innovación de proceso requiere muchísima formación y práctica.

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