Fernando Fischmann

La importancia del proceso creativo y la innovación en las empresas

29 Agosto, 2018 / Artículos

La creatividad y el pensamiento disruptivo son elementos fundamentales para generar propuestas de valor en el mercado laboral.

La creatividad e innovación son dos elementos que se requieren cada vez más en el mercado laboral para ofrecer soluciones viables y de alto impacto en las organizaciones. Frente a una industria competitiva y globalizada, las empresas buscan contar con empleados creativos y capaces de encontrar soluciones originales a problemas del día a día. Es decir, que posean una óptica y perspectivas nuevas para la organización.

Para Felipe Cortázar, director académico de diseño de Toulouse Lautrec, desarrollar equipos de trabajo con pensamiento disruptivo y que tengan la capacidad de innovar, es una buena forma de generar productos de valor y alto impacto en las organizaciones. “Fomentar equipos multidisciplinarios y con elevados índices de creatividad, ayuda a tomar mejores decisiones en proyectos empresariales y a encontrar soluciones innovadoras para problemas tradicionales”, comentó.

Para fomentar el desarrollo de estas habilidades en sus equipos de trabajo, las organizaciones necesitan identificar las tres etapas de un proceso creativo: La actitud, la investigación con empatía y la experimentación. A continuación, Cortázar detalla algunos elementos claves de este proceso:

  1. Actitud. Todo creativo debe poseer una actitud curiosa, ver más allá de lo evidente, explorar y ver los problemas desde otras ópticas. Para el especialista de Toulouse, es importante que el colaborador mire los proyectos desde otros puntos de vista y que acompañe su actitud con una curiosidad que le ayude a resolver nuevos retos.
  2. Investigación. La curiosidad por sí sola no es suficiente para generar ideas. Las ideas se adquieren a través de procesos de investigación, acumulando información de diferentes fuentes. El colaborador necesita adquirir la mayor cantidad de ideas (pensamiento divergente), no importa que sean inconexas. Luego, a través de un proceso convergente, empezar a conectarlas y priorizarlas hasta encontrar una solución acertada y viable. Lo más importante en esta etapa es generar una empatía hacia los usuarios, escucharlos y entenderlos. Esta cercanía permitirá que el equipo entienda la problemática local y plantee una propuesta innovadora de valor.
  3. Experimentación. Finalmente, es necesario validar las ideas a través de la experimentación. Este proceso de prueba permite conocer si la idea es factible para el usuario. La propuesta no solo tiene que gustar, tiene que ser útil. Cortázar asegura que lo más importante en esta fase es la constancia. “Si una idea no funciona tenemos que dejarla ir. Hay que experimentar constantemente hasta llegar a una propuesta óptima que genere el impacto que buscamos”.

La creatividad se erige como una habilidad trascendental tanto para empresas como para profesionales. Ser capaz de poseerla y fomentarla en las instituciones permitirá incrementar las soluciones de valor en un mercado cada vez más competitivo. Para Cortázar, estos procesos creativos son, en realidad, oportunidades para innovar y asumir nuevos retos.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

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