Fernando Fischmann

La innovación tecnológica. ¿Cómo cambian las conductas?

11 Diciembre, 2014 / Artículos

Hasta hace relativamente pocos años la noción de innovación se vinculaba casi exclusivamente al avance de la ciencia y de la tecnología. Así, la innovación se concebía como la fase final, la de comercialización, de un esquema lineal que partía de una investigación científica (I mayúscula) seguida de un desarrollo tecnológico (D mayúscula). Este esquema lineal de la innovación se resumía como I+D+i. Se consideraba pues que la innovación tecnológica era, casi exclusivamente, el único tipo de innovación posible. Esta era una consideración implícita, por lo que, a pesar de utilizarse en ocasiones la expresión «innovación tecnológica», esta era redundante con el término «innovación» a secas.

Sin embargo, los estudios llevados a cabo en las dos últimas décadas han desembocado en una modificación de dicho concepto. La noción de innovación ha evolucionado de tal manera que actualmente los diversos tipos de innovación se distinguen por sus apellidos: innovación tecnológica, innovación organizacional, innovación social, etc. En otras palabras, la innovación ya no es patrimonio exclusivo de la tecnología. No obstante, es frecuente que la tecnología influya decisivamente en los otros tipos de innovación como segunda derivada, por ejemplo favoreciendo nuevas formas de asociación y de organización.

El informe canónico que trata sobre la noción de innovación y de cómo medirla es el Manual de Oslo. La primera edición de este Manual (1992) consideraba que la innovación se hallaba únicamente en los productos originados en las actividades de I+D. La segunda edición del Manual de Oslo (1997) amplió el concepto de innovación al sector servicios. Y la tercera edición del Manual de Oslo (2005) añadió otras dos modalidades de innovación no tecnológicas: la innovación organizativa y la innovación en mercadotecnia.

El presente artículo analiza las interacciones entre la innovación tecnológica y la innovación organizativa. Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) e Internet fomentan modelos de organización distribuidos porque facilitan la colaboración entre agentes y/o individuos que pueden estar geográficamente muy distantes. Todos estos individuos y/o agentes poseen conocimientos genuinos, son expertos en ciertas áreas de conocimiento. Por eso, llamaremos a estas formas de organización distribuida sistemas de conocimiento distribuido. Y, puesto que el conocimiento es el motor que genera la innovación, un sistema de conocimiento distribuido es susceptible de convertirse en un sistema de innovación distribuida.

También veremos la creciente importancia de los usuarios dentro de estos sistemas de conocimiento distribuido. Repasaremos el papel de los usuarios en la creación y desarrollo de los productos y servicios que se ofrecen online, lo que nos hará preguntarnos cuáles son sus expectativas y motivaciones. No cabe duda que ya hace tiempo que las empresas se percataron de la importancia de reorganizar sus estructuras y procesos internos con el fin de orientar sus productos y servicios hacia el cliente o usuario. No obstante, el cambio del que hablaremos aquí no es el conocido mantra empresarial del «producto o servicio orientado al cliente o usuario», sino que la novedad de la Web 2.0 radica en que es el «cliente o usuario el que orienta el producto o servicio» ofrecido por las empresas. La situación puede llegar al extremo de que el usuario sea a la vez el productor y el consumidor del producto o servicio, convirtiéndose así, como señaló Alvin Toffler (1980), en una especie de prosumidor (productor + consumidor). En pocas palabras, los prosumidores añaden valor. Los prosumidores son numerosos en Internet: crean y ven vídeos para Youtube, añaden y descargan fotos en Flickr, publican y leen noticias en Twitter, etiquetan y buscan enlaces en Delicious, observan la vida de sus amigos y son observados en Facebook, etc. En resumen, crean los contenidos y los consumen. El intermediario (Youtube, Flickr, Twitter) no tiene más que ofrecerles una tecnología adecuada para sus necesidades.

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