Fernando Fischmann

La innovación tiene que estar en el centro del debate productivo del país

18 Mayo, 2018 / Artículos

Chile se encuentra en un lugar privilegiado a nivel regional en materia de competitividad e innovación. Según datos del Ministerio de Economía, el gasto en I+D subió 4,4% en 2015 hasta los $607.408 millones; sin embargo esta cifra aún está lejos de los países OCDE, donde el promedio es de 2,38% del PIB o de potencias como Corea del Sur o Israel, donde supera el 4%. Lo anterior muestra que si no tomamos medidas hoy respecto a nuestra visión de futuro, definir cómo queremos ser como sociedad y cuáles queremos que sean los valores pilares de nuestro desarrollo, corremos el riesgo inminente de quedarnos atrás.

Sabemos que vivimos en un país pequeño que depende productivamente de sus recursos naturales, y también sabemos que estamos en un mundo cada vez más competitivo y globalizado, por lo que tenemos que identificar los puntos críticos que frenan el salto cualitativo que hoy tenemos que dar antes de que sea muy tarde y perder los logros conseguidos en las últimas décadas.

Abrazar la innovación, es abrazar un espacio nuevo lleno de oportunidades, crear nuestra propia hoja de ruta; el que hablemos de economía de mercado, no es lo mismo que hablar de sociedad de mercado, y es aquí donde tenemos que despertar y hacernos cargo, estudiar más, investigar más y conectarnos más. Para que la innovación sea un tema protagónico en nuestra sociedad, tienen que estar instalados los valores de conocimiento, colaboración, gestión de talentos y gestión de cambio.

Aprovechando lo que ya se ha construido y desarrollado, tenemos que hacernos cargo de la creación de una nueva institucionalidad pro innovación y emprendimiento acorde a los cambios que se han dado en los últimos 5 años; reforzar y fomentar la colaboración entre empresas, emprendedores y universidades, no hay necesidad de inventar una y otra vez la rueda; generar mayor cohesión del ecosistema innovador, oír los aprendizajes que pueden servir de pistas para facilitar los procesos; encauzar la innovación hacia la generación de mayor productividad, entendiendo el valor que tiene la diferenciación como creación de valor.

En ese sentido la educación también cumple un papel crítico. Cuando el debate se centra en mejor calidad, ojalá que esa calidad esté considerada desde potenciar los talentos de todos nuestros niños y jóvenes, entregar herramientas que permitan desarrollar el pensamiento crítico, la empatía, el trabajo en equipo, la capacidad de reflexionar y de saber usar correctamente los avances tecnológicos a disposición.

Chile crece porque invierte capital, pero necesitamos un desarrollo sustentable. Tras doce años de premiar a los innovadores más destacados del país a través del Premio Nacional de Innovación Avonni puedo afirmar que tenemos una gran capacidad de generar innovación y soluciones de talla mundial. ¿Cuánto más tiempo vamos a seguir viendo la Innovación como algo accesorio o de un grupo pequeño de personas muy arriesgadas o casi “locas”? Hoy tenemos la urgencia de poner el valor de la innovación en el centro del debate productivo del país, dar nuevos pasos para escalar a una posición más fuerte, al mismo tiempo que instalar finalmente una cultura nacional que favorezca la innovación y el emprendimiento desde etapas tempranas.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

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