Fernando Fischmann

Las claves para incorporar la innovación a la empresa

21 Abril, 2017 / Artículos

Ante un mundo cada vez más cambiante y las sacudidas de los mercados, la innovación se convierte en la herramienta imprescindible para garantizar la supervivencia de las empresas, ya sean grandes o pequeñas.

En el año 1958, las 500 empresas de mayor tamaño de Estados Unidos que cotizaban en el índice S&P500 permanecían en él una media de 61 años. Sin embargo, hoy en día esta permanencia ronda los 18 años y la previsión para el año 2025 es que sea de 15 años.

Un dato que es un buen ejemplo de la rapidez con la que se suceden en la actualidad los cambios y del período de incertidumbre que se vive y en el que no es fácil para las empresas, incluso para las más grandes, sobrevivir.

Y, ¿qué se puede hacer? La clave está en introducir la innovación en las empresas. Una recomendación que se realiza desde las principales consultoras y de las escuelas de negocio y que se constata en diferentes estudios en los que se pone de manifiesto que la innovación tiene un impacto positivo en el resultado de la empresa.

Y no sólo para que vaya mejor la compañía y se crezca más rápido y con más éxito, sino también para sobrevivir a las sacudidas de los mercados porque “la innovación te hace más competitivo y la empresa se adapta mejor al cambio”, según explica Francisco González Bree, Director Académico del Master in Business Innovation de Deusto Business School a elEconomista.es

Sin embargo, innovar puede parecer que es fácil, pero en realidad muchos líderes y gestores “no tienen claro por dónde empezar a innovar, qué modelo seguir y cómo garantizar que los recursos que van a ser invertidos en esta actividad sean fructíferos”, añade Francisco González, quien ha impartido el Workshop “Creatividad, Estrategia e Innovación” en la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza, donde ha aportado una serie de conceptos, consejos y claves que toda empresa debe tener en cuenta para innovar.

1. Ambidestreza organizacional

Este es el primer concepto que deberían considerar los directivos y emprendedores. Es decir, “las empresas deberían ser ambidiestras trabajando al mismo tiempo el ciclo operacional y el ciclo innovador”. El ciclo operacional se ocupa de trabajar el negocio actual (lo que nos da de comer hoy) con procedimientos, procesos, reglas y soluciones ya conocidas, mientras que el segundo ciclo -el innovador- se ocupa de los negocios del futuro (lo que nos dará de comer mañana).

Los dos deben trabajarse a la vez por lo que es preciso que las personas sean capaces de “hacer las cosas de manera diferente, desafiando el statu quo, replanteando y ofreciendo nuevas soluciones, estableciendo nuevas políticas y estructuras”.

2. Desafío

Otra de las claves es entender el proceso de innovación. “Algunos de los grandes problemas de las empresas es que están enfocados en la idea y no en el desafío. Las empresas que innovan con éxito empiezan por un desafío de innovación que intenta resolver un problema u oportunidad”.

La mejor manera de empezar a innovar es con “fórmulas sencillas y que no supongan dinero”. Por ejemplo, se pueden encontrar retos de innovación que merezcan la pena como nuevos productos, servicios… y “una vez que se ha hallado hay que generar equipos multidisciplinares para desarrollar esos productos. Es un equipo que actuará como agentes de contagio incorporando la innovación en el ADN de la empresa”.

Durante todo el transcurso, se va aprendiendo y mejorando el proceso de innovación. La lógica de los procesos actuales de innovación coincide con movimientos como el Lean Startup, que es un método para el desarrollo de negocios y productos, que busca reducir los ciclos de desarrollo con una aproximación experimental dirigida por hipótesis de negocio y lanzamientos iterativos.

Además, también hay conceptos como Producto Mínimo Viable, que son interesantes dentro de esta metodología. Los procesos de innovación actuales y los movimientos tipo Lean Startup “buscan fallar rápido y barato para aprender y mejorar la solución”.

3. Productos

La empresa debe ser capaz de lanzar productos o servicios e implantar la cultura de la innovación, de manera que cada tres o cinco años saquen al mercado nuevos productos, desarrollos.

4. Startups

Las empresas startups son un buen ejemplo de cómo se puede comenzar a innovar porque “no tienen tiempo ni dinero por lo que tienen que ser más ágiles y emplean formas de hacer que son interesantes. Las empresas grandes o muy grandes pierden muchas veces agilidad por las reglas burocráticas” que establecen.

Sin embargo, “incorporar las formas de las startups es positivo”. De hecho, en países como Estados Unidos se propone su incorporación. “Las empresas grandes y medianas prueban a incubar y acelerar proyectos de emprendedores y por el intraemprendimiento. Esto es interesante porque se mete a estos jóvenes en las empresas, que son más ágiles y se va mejorando”.

5. Megatendencias

Las empresas deben estar pendientes de las megatendencias tecnológicas como el Internet de las Cosas, el Big Data… Es importante que las compañías “sepan cómo aprovechar esas megatendencias que vienen y que van tener un gran impacto. Algunas vienen muy deprisa y hay que tener conocimiento de ellas, aunque sea mínimo”.

El científico e innovador, Fernando Fischmann, creador de Crystal Lagoons, recomienda este artículo.

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