Fernando Fischmann

Lufke, el primer auto eléctrico hecho en Chile

18 Noviembre, 2014 / Artículos

Muy diferente en su diseño y funcionalidad e infinitamente más barato que un vehículo eléctrico convencional, este innovador medio de transporte creado por la empresa VoZE, es el resultado de años de trabajo, que resume las mejores características de diversos medios de transporte en una sola unidad. Los interesados ya se suman. Hay que pedir reserva para probarlos y conducirlos.

A simple vista puede parecer una mezcla de moto, triciclo o automóvil. Pero no. Se trata del Lufke –rayo e mapudungún-, una suerte de monoplaza que busca acercar al público tradicional una novedosa forma de entender el desarrollo de los automóviles. Tal como cuenta a Innovación.cl su creador, Daniel Pavez, se trata de una solución pensada en las necesidades de movilidad que habrá en un futuro ya no tan lejano. Y con una visión bien local. “Es un auto pensado desde Chile para las necesidades de acá”, cuenta.

Explica el creador del Lufke que no están supeditados a la existencia de una determinada tecnología porque se trata de una propuesta de movilidad en sí misma. “Acá estamos frente al resumen de las mejores características de diversos medios de transporte, como los vehículos tradicionales o las bicicletas en una única solución”. Dice que se busca, de manera integrada, tener la agilidad de una moto, la seguridad y confort que ofrece un vehículo tradicional y una operatividad tan simple como la bicicleta, pero sin las dificultades que cada una de estas formas de transportarse tiene. Por eso define al Lufke como “un medio alternativo utilizable a todo evento”.

En relación al valor comercial de este auto eléctrico, Daniel revela que es infinitamente menor a cualquier otro auto eléctrico que se pudiera encontrar en el mercado. “Los cerca de $6.000.000 de pesos que cuesta un Lufke no se pueden comparar con los $30.000.000 de pesos o más que puede costar cualquier tipo de auto eléctrico en el país”. Y con el añadido que estamos en presencia de un vehículo pensado desde su diseño con este propósito, a diferencia de los otros que son adaptados y que presentan una serie de hándicap, como el paso o la aerodinámica, porque no fueron creados para ser cambiados. “Los autos eléctricos son poco sensatos. Cambian el motor, pero al final del día siguen siendo un auto y ocupan el mismo espacio que cualquier otro en la ciudad. Nosotros acá sinceramos el problema”, dice Pavez.

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